Hace ya un año (y algunas semanas) estaba indecisa sobre si
debía o no ir a Santa Marta, se había presentado la posibilidad de repente y no
suelo hacer las cosas sin planear mucho primero, pero era la playa y estaba
ansiosa por volver al mar. No había volado en muchos años y ya poco recordaba
lo que era, y a pesar de que tuve que tomar sola el vuelo, algo que en
principio pareció un poco angustiante, la vista desde el avión era tan
impresionante que lo olvidé por completo. Así comenzó este viaje, con un paisaje increíble,
y estaría marcado por los paisajes, de principio a fin, hasta tomar el vuelo de
regreso.
De esta experiencia prefiero quedarme corta en palabras, las
fotos harán el resto.
Gracias a La Plaga por la invitación y la compañía, y a su
familia por la hospitalidad.
Algo más para ver: